Cientos de personas, incluidos varios legisladores y simpatizantes del presidente Donald Trump, se reunieron el lunes en Harrisburg, Pensilvania, en una protesta contra las medidas de confinamiento para contener al coronavirus.
Los manifestantes llamaron a "reabrir la economía", a apoyar al presidente Trump, que en noviembre se presenta a la reelección, y a evitar que los gobernadores demócratas utilicen la pandemia para adjudicarse poderes "ilegales".
Este "mitín de los patriotas" en Harrisburg, la capital de Pensilvania, tuvo lugar tras protestas similares alentadas por Trump en otros sitios de Estados Unidos, como Michigan, California y Ohio.
Pero esta es la primera protesta de envergadura en este estado de la costa este, considerado clave en la carrera presidencial de 2020 y gobernado por el demócrata Tom Wolf.
Pensilvania es el cuarto estado más afectado por la pandemia, con más de 33.000 contagios y más de 1.200 muertos, bastante por detrás de Nueva York, Nueva Jersey y Massachusetts. Estados Unidos es actualmente epicentro de la pandemia en el mundo, con más de 740.000 casos y más de 40.000 fallecidos.
- "Cuarentena no es libertad" -
Las bocinas resonaron durante más de dos horas en Harrisburg, ciudad con más de 50.000 habitantes, donde centenares de vehículos, muchos de ellos adornados con la bandera estadounidense y consignas a favor de Trump, rodearon el parlamento local.
Una multitud compacta de varios cientos de personas se congregó en la escalinata del Capitolio para denunciar el daño a la economía que provoca el confinamiento y acusar al gobernador de aprovecharse de la pandemia para atribuirse poderes "ilegales".
"Trabajo, no ayuda estatal", "¡Cuarentena no es libertad!" podía leerse en algunas de sus pancartas, al considerar que las órdenes de los gobiernos estatales y municipales para limitar el contagio de la covid-19 coartan las libertades individuales y perjudican la economía.
En la escalinata del legislativo local, varios oradores, entre ellos representantes republicanos alentaron a los manifestantes.
Una oradora, que se presentó como enfermera, denunció el encierro "excesivo", pero también acusó a los manifestantes, en su mayoría sin mascarillas, de no respetar las instrucciones de protección contra el virus.
"Me entristece ver que muchos de ustedes no llevan barbijo, que están uno al lado del otro", dijo, antes de ser silenciada por los silbidos.
- "Nueva normalidad" -
"Nuestra nueva normalidad no significa que sacrificaremos nuestras libertades por la seguridad de nuestro país", lanzó por su lado el representante Aaron Bernstine, mientras la gente gritaba "¡U-S-A!".
"No es normal recibir ayuda del gobierno para pagar nuestras cuentas", indicó.
El gobierno federal comenzó hace unos días a enviar cheques de hasta 1.200 dólares a algunos hogares. La pandemia de coronavirus ha dejado a más de 22 millones de estadounidenses sin empleo.
"¡Levanten las restricciones ya!", lanzó por su parte Russ Diamond, otro político republicano. "No podemos permitir que el remedio sea peor que la enfermedad".
"Deben reabrir, o las pequeñas empresas morirán", dijo a la AFP Anita Livelsberger, de 55 años, una de las pocas manifestantes con mascarilla, cuyo esposo tiene una pequeña empresa de materiales de construcción cerca Harrisburg.
A pocos meses de las elecciones de noviembre en las que buscará la reelección, Trump está ansioso por reactivar la economía. Pero los gobernadores de los estados expresan su frustración porque no hay suficientes test de diagnóstico de la covid-19 como para reabrir los comercios de manera segura.
El gobernador Wolf difundió la semana pasada un plan para reabrir gradualmente los comercios y llamó a implementar "un régimen fuerte de test".
- Exasperación -
Aunque las protestas contra la cuarentena han capturado la atención de los medios y las redes sociales, más de 80% de los estadounidenses aprueba el confinamiento, según un reciente sondeo de la Universidad Quinnipiac.
La encuesta indica que casi 70% de los republicanos y 95% de los demócratas apoyan esta medida.
Pero la protesta de Harrisburg pone de manifiesto la exasperación de muchos estadounidenses con el encierro.
Tom Ryan, un contador público con una gorra de béisbol de Trump, viajó desde Pittsburgh para participar en la manifestación.
"No se puede cerrar todo porque tenemos un problema de salud", dijo a la AFP. "Tenemos que ver cómo equilibrar las cosas".